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LAS SIETE ESCUELAS DE LA ROSA CRUZ

IVAN DARIO QUINTERO

Zerión

 

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ISSN 0123—2185

Reservados todos los derechos

 

INTRODUCCIÓN

Afortunadamente través de los tiempos la humanidad ha contado con guías que le han enseñado la verdad y le han mostrado progresivamente el sendero del mejoramiento integral.

La historia de la humanidad es muy extensa; los seres humanos no tenemos algunos miles de años de evolución sino quizás millones.  La actual humanidad que conocemos no es la última ni la única que ha existido sobre la faz del planeta; han existido varias razas en otros continentes ya sumergidos bajo el ímpetu de las fuerzas de la naturaleza; una de aquellas razas desapareció en el océano Atlántico con el continente del mismo nombre y otra desapareció en la zona que hoy ocupa el océano Pacífico.

Las siete escuelas son ramas, rayos podríamos decir, de una sabiduría gigantesca, de un tronco raíz principal que es la sabiduría de los Rosacruces.

La evolución de la humanidad se ha podido investigar en los anales Akâsicos (memoria de la naturaleza) con las facultades clarividentes que cientos de iniciados han desarrollado a lo largo de miles de años.

 

LAS SIETE ESCUELAS DE LA ROSA CRUZ

Los conocimientos Rosacruces tal como la humanidad está empezando a conocerlos, porque se están entregando públicamente, tuvieron su origen relativo en la legendaria Atlántida.  Al desaparecer este continente por la acción de las fuerzas de la naturaleza en el eterno devenir de los tiempos, nuevos continentes estaban preparados para recibir la onda evolutiva de la humanidad.

Los seres más sabios del continente Atlante, eligieron entre su pueblo a aquellos humanos más avanzados en el campo mental, en el campo emocional, con mayor adaptabilidad y con ellos se dirigieron hacia diferentes puntos del planeta; una de esas migraciones se dirigió hacia América del sur y central, y de allí hacia América del norte  poblando todo el continente americano; otras migraciones se dieron por España hacia el norte de Europa; y otras por el norte del África hacia Egipto y de allí hacia la zona del Oriente medio para terminar en lo que es actualmente la India y China.

Los iniciados han observado que los conocimientos que maravillan a la humanidad hoy en día cuando se analiza la arquitectura y la sabiduría dejada por los Incas en Machu Pichu, por los Toltecas y Mayas en centro América, el conocimiento que se encuentra oculto en las pirámides y en los monumentales templos del legendario Egipto, en los dólmenes y construcciones megalíticas de toda Europa, como también el conocimiento milenario que de la India está llegando hoy a Occidente, se sintetiza en las siete escuelas de los Rosacruces, así como en las siete ramas de la yoga que fueron necesarias para una humanidad infantil en su desarrollo evolutivo cuando miles de años atrás los que ahora estamos evolucionando en Occidente, estábamos comenzando nuestro desarrollo interno en Oriente.

La filosofía, la mística, la magia, la astrología, la ciencia, las religiones, fueron llevadas por los diferentes instructores desde la legendaria Atlántida hacia los diversos puntos del planeta.  Estos fueron los albores de la raza Aria, de la humanidad actual, tal como la arqueología, la antropología y la historia están apenas investigando sin llegar a la profundidad total del conocimiento que aún falta por redescubrir para bien del mundo.

La Fraternidad Rosa Cruz para muchas personas es otra secta más; pero el estudiante de esta noble ciencia sabe que hay cosas muy profundas, sin fanatismos, dogmas, ni creencias de ninguna clase.  Sus enseñanzas tienen como base que el ser humano se conozca a sí mismo, y siguiendo el axioma de los sabios antiguos, conociéndose a sí mismo, conocer el Universo.  Nosce te ipsum”, decía en el frontis de los templos en Grecia, “Conócete a ti mismo”, y Platón agregó:  “Y así conocerás al Universo y a los dioses”.

Realmente tenemos un potencial enorme en lo que a la evolución se refiere, unas capacidades asombrosas por desarrollar, pero desconocidas totalmente debido a nuestra limitación para bucear en las profundidades de nuestra endoconsciencia —llamada subconsciente por la psicología—, en donde se encuentra todo el conocimiento que tenemos como espíritus evolucionantes en peregrinaje a través del tiempo, reencarnando una y otra vez durante millones de años para perfeccionarnos progresivamente. 

Este conocimiento puede ser convertido nuevamente en un volitivo acto de consciencia, para desarrollar toda la sapiencia que la experiencia nos ha propiciado a lo largo de edades ingentes de evolución y de progreso.

La evolución es una ley natural; todo evoluciona, nada es estático.  El hecho de que el niño cada día crezca, mejore su lenguaje, conozca más cosas, etc., significa que ha evolucionado; hay un cambio, una transformación.  Evolucionamos día tras día, aprendemos a través de la adquisición de experiencia, y así mismo evolucionamos como colectividad humana.  La biología ha demostrado de una manera categórica que la evolución es una ley de la naturaleza.  Todo evoluciona, nada viene por creación instantánea sino por una secuencia progresiva de perfeccionamiento.

El estudiante Rosacruz además de científico, es filósofo y místico; ama el conocimiento, sabe que la única manera de liberarse de las cadenas del dogmatismo que esclavizan la consciencia y la sensibilidad, es únicamente a través de la filosofía, del amor a la sabiduría.  Es filosofar de la vida y de la naturaleza interna y externa; es hacer una analogía maravillosa en un paralelismo permanente entre lo que es nuestra evolución y la evolución del Universo, porque somos la reflexión misma de las energías cósmicas. 

Los Rosacruces siendo además místicos, comprenden que la única manera de adquirir consciencia es a través de la sensibilidad, porque aquello que llega al alma, aquello que mueve las fibras más profundas de nuestro ser, tiene la cualidad de no olvidarse jamás.  Si hablamos por ejemplo de algo tan objetivo como un golpe, sabemos que afecta la sensibilidad fisiológica, (de todas maneras sensibilidad) y la consciencia no olvidará que ese movimiento irregular o ese descuido que hemos tenido, tuvo como secuencia dolor y sufrimiento.

Así mismo, aquello que nos afecta en el campo moral que es el campo del sentir, tampoco se olvida.  Las tristezas, los desengaños, el hambre, la miseria, las enfermedades, los problemas, afectan hondamente nuestra sensibilidad, pero tienen la facultad maravillosa de convertirse en consciencia. 

La consciencia es el atributo máximo del Universo en nosotros, es nuestro Padre que está en los cielos.  La Consciencia Cósmica se hace consciencia humana diferenciada a través de la sensibilidad.  Ese es el camino maravilloso que los Rosacruces se han trazado en miles de años de evolución, comprobando matemáticamente la veracidad de estos asertos en el taller del Altísimo, que es el cuerpo y sus vehículos más sutiles, en los cuales día a día está investigando, profundizando, descubriendo la esencia misma del conocimiento interno. 

Ese es el sendero de una escuela maravillosa que tiene como símbolos una cruz que representa los cuatro elementos categóricos que permiten la existencia de la materia y la progresiva diferenciación de la misma a través de la evolución:  sólidos, líquidos, gases y el motor de todo, el impulsor que permuta constantemente lo sólido en líquido, lo líquido en gaseoso en una transmutación alquímica permanente, es el fuego, el aspecto calórico que recibimos externamente del Sol, pero que físicamente obtenemos a través de la combustión; el fuego forma el cuádruple maravilloso principio que está sintetizado en la cruz.

Para el esoterista, la cruz no representa un instrumento de tortura sino la progresiva manifestación que permite la multiplicidad de todo cuanto existe en el Universo, mientras que la rosa es la Vida, la Vida del Altísimo, la Vida cósmica, que se manifiesta en nosotros como consciencia, sabiduría, inteligencia, verbo elocuente, amor, bondad, movimiento, acción fecunda, posibilidad de perpetuación de la especie y todo lo que queramos ver en un momento determinado; la rosa es el punto matemático a través del cual irradia maravillosa la cruz.

Los Rosacruces han sido sabios excepcionales a través de los tiempos, legando para la humanidad los conocimientos extraordinarios que a ellos les sirvieron para ser grandes.  Si vamos a la religión de cualquier punto del planeta se dice que somos parte del Altísimo, de la Vida Cósmica, que somos una pequeña llamita de la Flama Cósmica, es decir, que tenemos la posibilidad de desarrollar todo el poder, facultades y cualidades de la Divinidad.  Los grandes guías de la evolución permitieron que la humanidad conociera públicamente a tres grandes seres que vinieron a mostrar el camino del perfeccionamiento espiritual.  Estos seres se mantienen en la secreta vida espiritual, guiando a cada uno de nosotros en la intimidad de nuestro corazón.

Primero fue Hermes Trismegisto, cinco mil años atrás en la historia del legendario Egipto.  Este gran iniciado vino a enseñar al mundo el conocimiento de la ciencia y los mecanismos científicos que hacen posible la existencia, la manifestación de toda actividad tanto física como metafísica, tanto material como espiritual para la acción fecunda.  Este ser maravilloso habló de los principios de mentalismo, correspondencia, vibración, polaridad, ritmo, causa y efecto, y generación, que lo único que vienen a mostrarle al ser humano es cómo mejorar su vida, y cómo comprender mejor este mundo en sus mecanismos psico y fisiológicos que son los encargados de dirigir nuestra vida.

En honor a Hermes Trismegisto, se siguió utilizando a través de los siglos la palabra “hermético” para hacer referencia a algo secreto, sagrado y que solamente debe transmitirse de labio a oído, de maestro a discípulo. 

Otro gran instructor que el mundo conoció fue el Señor Buda hace unos dos mil quinientos años.  Este sabio instructor en la India se dedicó a cultivar la consciencia a través de la conquista ineludible de la sabiduría y de la verdad.  Luchó incansablemente por comprender el por qué de tantas deficiencias y diferencias en la humanidad, unos sufriendo y otros felices, unos sanos y otros enfermos, unos ricos y otros pobres.  Después de largos períodos de interiorización, de introvertirse en su esfera endoconsciente, por fin la consciencia de su Padre, de su ser interno, de su Ego, le iluminó para descubrir la eterna Ley de Causa y Efecto. 

El Señor Buda descubrió ésta ley maravillosa porque se había dedicado a cultivar la consciencia.  Comprendió que somos los artífices de nuestro propio destino, que cada uno de nosotros tiene justamente lo que se merece.  Se tiene salud porque se ha cuidado el organismo; felicidad, porque se ha hecho feliz a los demás; armonía, porque se ha cultivado estética; bienestar económico,  porque ha existido esfuerzo por trabajar y por darle a su familia  todo aquello que necesita para una vida digna; inteligencia, porque ha existido el esfuerzo a través del tiempo por cultivarse en el campo del estudio, de la meditación y de la comprensión.  Si nos esforzamos, habremos de llegar a la sabiduría, porque sólo depende de nosotros y de nadie más.  Si tenemos algún problema en alguna de las situaciones de la vida, es por falla nuestra;  por lo tanto, debemos ir al fondo de nuestro ser para darnos cuenta por qué hemos llegado a la desesperación, a la enfermedad, a la tristeza, a la pobreza o a la ignorancia.

Pero entre el mundo de la consciencia y el mundo de la acción fecunda, tenía que haber necesariamente un mediador, encarnado en el Señor Jesús, el iniciado maravilloso de Nazaret, quien hizo su aparición para que el mundo comprendiera lo que es el sentido espiritual de la vida, y lo que es el alma, punto matemático de nuestra existencia, que debemos cuidar cual jardinero que al cultivar las rosas, hace que éstas se vayan tornando cada vez más espectaculares, aromadas, con delicados colores y maravillosa belleza.

 El Señor Jesús vino a mostrar el sendero de la armonía, de la belleza y de la espiritualidad.  El no dijo que fuera un dios; haciendo referencia a su humana personalidad como hombre, dijo esta frase:  Las fieras tienen guaridas, las aves tienen nidos, más yo el hijo del hombre, no tengo dónde reclinar la cabeza”.  Y cuando hacía referencia a su naturaleza espiritual en relación con su Padre interno, su Espíritu, decía: “Yo y mi Padre somos uno”, es decir que su sensibilidad era una con la consciencia.  Cuando dijo: “Nadie llega al Padre sino por mí”, quería significar que nadie educe la consciencia sino a través de la sensibilidad.  Mi Padre obra y yo obro”, otra de sus frases, la exteriorizó para que supiéramos que solamente la consciencia iluminando la sensibilidad, permite que el ser humano pueda transitar por los senderos de la perfección y del ennoblecimiento.

El Señor Jesús habló en símbolos, en parábolas y en pocas frases fue dejando enseñanzas inmensamente profundas y sagradas; por eso dijo:  El que tenga oídos que oiga”.  Aquél que realmente medite y profundice en las palabras que el Señor Jesús dejó y que sus discípulos transcribieron, encontrará un sendero maravilloso de perfeccionamiento progresivo.

Estos tres grandes seres son simplemente una muestra de lo que el ser humano puede lograr en ese grado de perfeccionamiento.  Buda, Jesús y Hermes, fueron mensajeros de la Gran Jerarquía Blanca y cada uno mostró solamente uno de los tres aspectos que el ser humano está destinado a conquistar:  Buda el mundo de la consciencia, el Señor Jesús, el mundo del amor, de la sensibilidad, y Hermes Trismegisto el mundo de la acción fecunda, de la voluntad, del carácter, de la ciencia, del saber. 

Pero en algún momento de la evolución terrestre, llegará un ser extraordinario que habrá cultivado a un tiempo la consciencia-voluntad del Padre, la acción fecunda, poder maravilloso que representa el aspecto llamado Fuego Creativo del Espíritu Santo y el mediador, el Divinum Sensorium, el sentido crístico.  No alcanzamos a imaginar la grandeza y majestuosidad de un ser de tal evolución.  Aún no se ha hecho presente para el mundo porque no merecemos que un ser de tal magnitud venga a instruirnos; aún hay demasiado egotismo y odio en el corazón de la humanidad.  Egotismo (más que egoísmo), es falta de amor, de altruismo, de sensibilidad. 

Por eso el Señor Jesús con inmensa sabiduría decía:  “Qué os ganáis con decir, Señor, Señor, si en cambio no hacéis lo que yo os digo”, “Amaos los unos a los otros, con eso probaréis que sois mis discípulos”, discípulos del Cristo, del sentido espiritual.

Esos son los mensajes de la escuela Rosa Cruz: educir amor, convivir en paz, comenzando por el hogar, con nuestros padres, hermanos, cónyuge, hijos; aprender a controlar la emotividad y la mente razonadora lógica separatista que impide que el altruismo que es bondad y amor, nos acerque a los demás. 

Cultivando la armonía en el hogar, por un sentido de afinidad vibratoria maravillosa, se  empieza a irradiar paz y armonía a los parientes y a los amigos, y así en una cadena ingente, prodigiosa de amor, el mundo después de varios siglos alcanzará la tan anhelada fraternidad.  Como parte de la misma esencia cósmica, no somos distintos unos de otros.  Podemos tener diferentes rostros, mayor o menor cantidad de dinero en el bolsillo, pero en la esencia misma de nuestro ser, somos exactamente iguales.  Como ejemplo, pensemos en lo que sucedería si de un momento a otro las células del hígado se pusieran a pelear con las células del cerebro y dijeran:  tú no eres nada para mí, no quiero saber nada de ti”.  El organismo se echaría a perder, y habría que abandonar la materia porque fenece el cuerpo, aunque el Espíritu no fenezca jamás porque la Vida siempre será Vida.

ESCUELA DE LOS MAGOS

De Atlántida, el conocimiento de la magia pasó a Caldea y de allí a Persia donde surgió la escuela de los Magos.

Los Magos, seres que conocían las leyes del Magnetismo Universal, comprendían que todo el Universo mantiene su armonía, su ritmo, su devenir, gracias a la ley de Gravitación Universal, a las fuerzas electromagnéticas de los Planetas, de los Soles, fuerzas centrífugas y centrípetas que mantienen el equilibrio universal produciendo un gran acorde cósmico que Platón llamó la música de las esferas que es justamente el sonido que está produciendo cada uno de los planetas al cortar el campo electromagnético del Sol y cada uno de los Sistemas Solares al cortar el campo electromagnético de una galaxia en la cual y con la cual están evolucionando.

Esa es la fuerza maravillosa del electromagnetismo en lo cósmico; pero cada una de nuestras células es de naturaleza totalmente electromagnética porque irradian y absorben a un tiempo energías.  Irradiamos fluido magnético con la mirada, con las manos, y con la voz.  Todas las actividades y actitudes de la vida son un irradiar y absorber, un ir y venir de energías prodigiosas. 

Somos irradiantes y absorbentes, y en la medida que irradiamos también absorbemos.  Al hablar, el que habla está irradiando y el que escucha está absorbiendo; pero luego viene el intercambio de energía y quien escuchaba a su vez se convierte en interlocutor y a su vez irradia.

En el campo electromagnético maravilloso de una pareja, se irradian e intercambian  energías, amor, ternura a través de los ojos que nos ponen en contacto con la esfera de la sensibilidad y de la consciencia, porque la mirada no engaña jamás.  Quien sepa comprender la mirada, sabe el grado de evolución de cualquier ser, sabe exactamente si la persona está triste, alegre, enferma, deprimida, si es feliz, si es infeliz.

Igualmente las manos.  Al intercambiar un apretón de manos, se está en ese campo maravilloso de la irradiación y de la absorción de energías.  Aquél que tiene más salud, más magnetismo, más vitalidad, más fuerza, impregna y estimula relativamente la energía quieta, dormida, de menor evolución quizás,  enferma o triste del que se encuentre con él.

Es por eso que no se debiera dar la mano si no se está pleno de armonía, de veracidad, de salud.  Si realmente hay un sentimiento de felicidad al darle la mano a alguien, está bien el  estrechar su mano, y así se le estará prestando un gran beneficio a esa persona, porque se habrá formando un campo de inducción electromagnética, proporcionándole salud, vitalidad, alegría,  armonía interior.  Pero si se está lleno de egoísmo, de ira, de celos, de tristeza o de pasiones de alguna índole, al dar la mano solamente por cumplir, en vez de irradiar algo positivo, se estará quitando de una manera negativa la salud, la vitalidad, la alegría y la armonía a aquél a quien se le está compartiendo el apretón de manos.

Los Magos conocían estas leyes del electromagnetismo y sabían que a través de su propia energía electromagnética podían sanar, dar felicidad y alegría a los demás.  Es la fuerza maravillosa del electromagnetismo que se cultiva a través de la simpatía, palabra mágica que debe encarnar quien anhele pertenecer algún día a la escuela de los Magos.

Es la simpatía la que lleva a un mago —como lo era el señor Jesús—, a educir ese algo maravilloso que está vibrante en el fondo de su ser, y que tiende a despertar energías y poderes incalculables que aún desconoce la ciencia.  El poder de la simpatía es el poder de la magia.  La magia no es prestidigitación, que simplemente es un juego de manos; la magia es mover voluntaria y conscientemente las energías del magnetismo Universal, porque somos parte de esa Energía.

El electromagnetismo va siempre de un polo al otro, del polo masculino al femenino, del positivo al negativo.  Si no fuera por esa doble polaridad, los imanes no podrían ser magnéticos.  Si no sabemos ser a un tiempo irradiantes y absorbentes, dar y recibir, en una palabra, compartir lo que es nuestra Vida y energía interior, no podremos de ninguna manera ser magos, es decir, ser magnéticos.  Si no cultivamos la estética que es simpatía, mística, armonía interior, no podremos jamás llegar a la fuerza y poder del magnetismo.  Ese es el conocimiento que la escuela de los Magos pudo derivar en la antigua Caldea y Persia.

Hoy en día la escuela de los Magos al igual que las demás escuelas Rosacruces se encuentran activas en el mundo, son simplemente formas de mejorar la vida y la evolución, y todo depende de nosotros, porque cada uno vibra en simpatía con una de las siete escuelas.  En cada país siempre existe un maestro, un iniciado, un instructor, que está dispuesto a entregar estos conocimientos a la humanidad. 

No tenemos por qué pertenecer a todas las escuelas.  Cada persona debido a la onda evolutiva en el momento de ser emanados por la Divinidad, el Logos Solar, fue canalizado por un rayo Cósmico.  Son siete grandes rayos Cósmicos que nos ponen en armonía con cada uno de los siete Planetas sagrados, que el Apocalipsis llama los Siete Espíritus delante del trono de Dios, y que en nuestro planeta actúan en cada uno de los siete días de la semana.

En los textos bíblicos se encuentra por todas partes que el número siete es la razón de ser de multitud de fenómenos, actividades y fuerzas.  Así mismo, son siete colores, tres básicos y cuatro secundarios, siete notas musicales y siete grandes vórtices de energía y de acción llamadas glándulas endógenas en nuestro organismo, en relación con los siete chakras.  Obviamente los siete chakras, los siete rayos, los siete días de la semana, los siete colores del espectro visible, siete notas musicales, etc., están en relación con las siete grandes escuelas de los Rosacruces.

Todo tiene un punto matemático de relación en nuestra interioridad, y debemos ir descubriendo cuál es ese punto.  El electromagnetismo cósmico tiene su punto focal de actividad en los huesos.  Las personas más huesudas tienen la capacidad de inducir mayor cantidad de esa fuerza electromagnética, porque son más activas y libres en sus movimientos; la actividad desarrolla magnetismo que es el movimiento de la energía, el movimiento de la electricidad.

Cuando los electrones se están desplazando a través de un eje, en este caso el esqueleto que está rodeado por el sistema nervioso, se forma un campo electromagnético; la capacidad electromagnética de un ser le da también la posibilidad de ir desarrollando mayor cantidad de voluntad y de consciencia.  Por eso las personas que están en el rayo de la magia aún sin saberlo, tienen una capacidad volitiva inmensa; siendo la nota preponderante, todo lo que comienzan lo terminan inexorablemente.  Cultivar la voluntad es la manera de ir perfeccionándonos en el campo de la magia.

ESCUELA DE LOS GNOSTICOS ALEJANDRINOS

En Alejandría, en la época en que existió la memorable biblioteca que guardaba tan valiosos conocimientos, y que desafortunadamente se perdieron en su bárbara destrucción, surgió la escuela de los Gnósticos Alejandrinos, llamados en aquel tiempo los Gimnosofistas, palabra que viene de gimné, desnudo y sophos, sabiduría, es decir, la sabiduría al desnudo; significaba que estos seres buscaban el conocimiento en su estado puro, en su estado prístino, tal como la naturaleza nos lo muestra, tal como lo podemos derivar del fondo de nuestro corazón si vamos allí en  un estado de armonía interior.

Los Gnósticos Alejandrinos poseían conocimientos maravillosos que hoy en día se encuentran de una manera extremadamente secreta en el corazón de unos muy pocos iniciados.  Enseñaban que la pureza es la base para pertenecer a esa escuela y alcanzar el sentido místico que es la finalidad del ser humano que quiere ponerse a tono con toda la evolución o manifestación divina.

La pureza en la vida es un estado que la humanidad desconoce totalmente.  Pureza de pensamiento, pureza de palabra, pureza de acto.  Muchas veces el diario vivir suele estar manchado por la impureza; se suele utilizar el verbo, el lenguaje, de una manera soez, ordinaria, refiriéndose de una manera vulgar al proceso más santo que la Divinidad nos ha proporcionado: el acto generador, porque generalmente se piensa en la satisfacción del instinto genitor.  Se ha perdido la pureza, se ha perdido la capacidad de ir a la esencia misma del ser, para derivar de él todo el poder y espiritualidad que debiera caracterizarnos.  Quien no sea puro, jamás podrá tomar contacto con esa escuela. 

La Escuela de los Gnósticos Alejandrinos centró su conocimiento en el Génesis, texto bíblico de inmenso conocimiento en el campo de la polaridad —el hombre y la mujer—, en lo que debe ser rendirle culto el varón a todas las mujeres y las mujeres a todo varón, pero la humanidad ha perdido el sentido y naturaleza de ese conocimiento. 

Hasta hace algunas décadas cuando las mujeres se cubrían más al vestirse, y las visitas de los enamorados eran a alguna distancia el uno del otro, existía la poesía, la belleza, el verdadero enamoramiento, las palabras tiernas.  Los hombres le escribían las más bellas poesías a las mujeres, le llevaban serenatas con frases llenas de encanto, belleza y armonía, y ellas se sentían las más divinas, las más bellas reinas del Olimpo.

Pero a medida que el tiempo fue pasando y vino la llamada “liberación”, la mujer fue descubriendo más sus encantos al mundo, y perdió esa pureza, esa introversión, esa castidad coqueta y hermosa que la caracterizó durante centurias.  El sentido de la belleza, del bien y del progresivo perfeccionamiento estético del ser humano, se perdió surgiendo el instinto con toda su pasión desbordada; por eso la humanidad se debate en guerras, en odios, en celos, en intrigas, en mentiras. 

La fuerza desequilibrada del instinto le está haciendo un daño inmenso a la humanidad. Hasta tanto el hombre no vea a la mujer como el ser que le va a permitir —si es su esposa— la posibilidad de engendrar sus hijos, seres que esperamos sean lo mejor, no solamente por el bien de ellos sino también para el bien del mundo, la humanidad seguirá en ese sendero progresivo de degeneramiento que caracteriza a la sociedad actual.

De igual manera, hasta tanto la mujer no comprenda que su misión cósmica es servir de recipiente a la semilla del varón para que ésta pueda llegar a un cáliz fértil y espiritual, engendrando seres de evolución sanos, inteligentes, bellos y maravillosos, la humanidad seguirá por el sendero de los vicios y de la destrucción. 

Los desequilibrios, las enfermedades, las tristezas, toda la cantidad de problemas de la humanidad se deben al mal uso de la energía generadora.  La alegría de los niños, la pureza de sus vidas y la alegría de los jóvenes adolescentes que aún no conocen el sexo, es gracias a que aún no han llegado a “probar del fruto” que la Divinidad dijo:  “De los frutos de éste árbol no probarás”, porque no es para la satisfacción del instinto, sino únicamente para perpetuar la raza.

No conocemos la grandeza y poder de la fuerza germinal.  Los misterios acerca de esa energía están encerrados en la Escuela de los Gimnosofistas de la antigua Alejandría, en donde estos conocimientos eran de una sacritud inmensa.

ESCUELA DE LOS CABALLEROS DE LA MESA REDONDA

La tradición de esta escuela se centra en la historia del Rey Arturo, palabra de la tradición Galo-Celta: Ar, Sol y turo, de Thor, rayo, fuego, energía, es decir, el fuego o energía del Sol.  Arturo y los caballeros de la mesa redonda, eran símbolos que los antiguos daban al Sol y a su cohorte planetaria con toda la evolución que se encuentra en ellos.  Para ellos el Rey Arturo representaba el Sol, su jefe máximo, el dador de vida, que podía mantener la armonía de los mundos, el que permitía que las estaciones le dieran a la humanidad los alimentos adecuados al sembrar en la primavera y cosechar en el verano.

Este conocimiento buscaba enseñar el misterio de la acción fecunda, para que el ser humano descubriera y conociera la ciencia.  Cada uno de nosotros es y logra lo que quiere gracias a la acción.  El perezoso no logra nada en la vida.  La quietud, el ostracismo, impide que podamos lograr nuestras metas y conquistar nuestros ideales; pero cuando realmente nos esforzamos, cuando aplicamos la voluntad y dirigimos nuestra vida a través de la acción fecunda, podemos obtener todo lo que queramos, porque por encima de la voluntad humana no está sino la voluntad divina.

Así como el Sol constantemente está irradiando su Vida, su calor, su fuerza, su electromagnetismo y permitiendo la Vida del Sistema Solar, así debemos ser: activos, pero positivamente activos.  Emocionarnos de una manera veraz y positiva, dejando las emociones negativas:  la envidia, los celos, el temor, la ira, que inhiben la acción fecunda. 

Cuando dirigimos nuestra vida de una manera positiva podemos llegar al conocimiento de todo lo que queramos.  Los científicos dirigen con acción positiva sus energías interiores para conocer los misterios de la naturaleza.  Todos aquellos que están en el campo de la ciencia son seres que vienen trabajando en este rayo de la acción fecunda que es un rayo marciano que les ha de permitir conocer los misterios de la naturaleza.

La leyenda de los Caballeros de la Mesa Redonda nos habla del Rey Arturo, quien podía dirigir a su pueblo con toda la magnitud que de un Rey puede esperarse. 

Pero llegó el momento en que este Rey Arturo habiendo sido seducido por su hermanastra y malvada bruja Morgana perdió su pureza y enfermó.  El reino se vino a menos y la naturaleza dejó de producir los frutos que servían para alimentar el pueblo. 

Después de mucho sufrir, el Rey reunió a sus caballeros y les dijo: 

—“La única Solución es recuperar nuevamente la pureza perdida, y sólo habré de lograrlo si bebo de las aguas de la vida, en el cáliz sagrado del Grial”.

Envió a todos sus caballeros a buscar el santo cáliz.  Todos lo buscaban, pero nadie regresaba con él.

 Uno de los caballeros, sir Parsival, palabra que significa “el que por sí vale”, era el caballero más puro, más casto —un tonto en el campo del amor humano—, se encuentra con Kundry, una bella dama hechizada por el malvado mago negro Klingsor que la tiene bajo su poder.  Kundry tiene la finalidad de atraer y enamorar los caballeros que llegan a buscar el santo cáliz, para hacer que pierdan su pureza, su virtud y por lo tanto no puedan adueñarse del cáliz.

Kundry se presenta con toda la belleza característica que el aspecto femenino puede manifestar para un varón normalmente constituido, pero como Parsival no conoce el amor humano, sino el amor divino, en él solamente existe  pureza y armonía, y Kundry no puede de ninguna manera atrapar a este joven puro, casto e inocente.  Parsival finalmente obtiene el cáliz y lo lleva al Rey Arturo, quien al beber de él recupera su vigor, fuerza, lucidez, consciencia y sabiduría, y todo el reino comienza nuevamente a florecer, a fructificar regresando las épocas maravillosas de lozanía y esplendor. 

Solamente Parsival, “el que por sí vale”, representando el Ego, en la pureza y mística de su corazón, pudo ayudar a recuperar la voluntad, la salud y la juventud perdida del Rey Arturo.

En esa historia de la tradición gala se encuentran ocultos conocimientos incalculables en símbolos maravillosos que la escuela Rosa Cruz. entrega a través de historias para que en nuestra consciencia pueda irse despertando el sentido de la Verdad.  Cada uno de los cuentos de hadas que nos solían contar de niños, tienen un profundo conocimiento de significado esotérico, que es la razón de ser de la actividad de estas secretas escuelas.

ESCUELA DE LOS ESENIOS

La cuarta escuela es la Escuela de los Esenios.  La palabra esenio viene de Assa, que significa sanador y su nota clave es pureza.  En la época del Señor Jesús ya existía la Escuela de los Esenios y a esa misma escuela el Señor Jesús fue a aprender sus primeras letras.  Estos seres se han dedicado durante toda su vida a cultivar la pureza y la simpatía, despertando el sentido de la belleza interior que les espiritualiza y les lleva a educir la sensibilidad, el amor al prójimo y su capacidad de sanar.  Quien no sea puro, casto, no tenga simpatía hacia sus congéneres y no desarrolle la voluntad como acción fecunda en su vida, no podrá jamás ser un sanador.

Hoy en día existen multitud de escuelas de sanadores que cobran a tanto el curso; son personas que quieren sacarle a los demás el dinero del bolsillo.  Para ser sanador no existe una enseñanza en sí misma, sino una forma de vida y un sentido interior.  Cuando el hijo está enfermo, cuando se golpea, la madre con la sabiduría que solamente la intuición del alma puede entregar, hace una imposición de manos o le insufla aliento, el niño se mejora como por arte de magia.

Hoy en día los niños no sanan tan fácil porque a los padres les falta simpatía y seguridad en lo que hacen; eso lleva a que haya una desconfianza en el poder de su ser interno que es de naturaleza divina, y entonces es mejor correr a donde el médico para le mande al niño un medicamento, viendo que el padre o la madre pueden hacer el milagro magnético de repolarizar la unidad electromagnética que se encuentra alterada, generalmente por culpa de ellos mismos.  Son los progenitores en su estado de alteración emocional, de egotismo, de irracionalidad, de ira, de tristeza, de depresión, los que se encargan de disminuir la fortaleza del campo electromagnético del bebé, lo cual a su vez secuencialmente hace que se disminuyan las defensas y el niño enferma de una cosa o de otra.

Si los padres son felices, si están plenos de armonía, si son espirituales, si su vida es pura, sus hijos son perfectamente sanos.  He allí realmente el milagro maravilloso de la salud que hemos desconocido totalmente, porque es el estado interior el que lleva a la enfermedad: los celos, la ira, la envidia, la desconfianza, la irracionalidad, los gritos, la altanería, la brusquedad, la mentira, la envidia, todas aquellas alteraciones de nuestra humana naturaleza son las que desequilibran el campo electromagnético, llevando a que nuestro organismo se enferme.

En el futuro, una humanidad veraz, sensible y mística cultivándose en el campo interno, progresivamente irá mejorando su vida y la enfermedad habrá de desaparecer de la faz de la Tierra.  Cuando no haya egotismo sino altruismo, cuando no haya pereza sino acción fecunda, cuando no haya tristeza sino alegría, cuando no haya inconsciencia sino consciencia, desaparecerán las enfermedades, la tristeza y la miseria del mundo como por arte de encantamiento. 

Por eso debemos cultivar el altruismo y ser conscientes; pero la consciencia debe ser sensible.   Una consciencia a la cual no se le unifique el sentido estético, no podrá llevarnos a un lugar seguro, porque la consciencia sola sin la guía de la sensibilidad, nos llevaría a ser separativos de los demás, y la idea no es separarnos sino acercarnos a la humanidad, la idea es formar el conglomerado maravilloso de la fraternidad universal.

La Escuela de los Esenios es la escuela de la belleza y la sensibilidad.  Los Esenios son simpáticos y por eso son magnéticos, son puros y a través de su mística que les lleva a desarrollar sensibilidad, logran curar las enfermedades de cualquiera con su sola presencia.  Como ellos saben quién está enfermo, van hasta donde está la persona y sin siquiera decir quiénes son ni qué hacen, prestan el servicio.  Desafortunadamente no hay Esenios a la vuelta de la esquina; se encuentran aún muy alejados, porque saben que la humanidad tan egotista tiene que sufrir y que gracias al sufrimiento irá adquiriendo consciencia, lo que  le dará mayor felicidad.

En la Edad Media, los Alquimistas eran Esenios dedicados a cultivar y desarrollar la piedra filosofal, el elíxir de la larga vida y la medicina universal; pero tuvieron que cambiar su nombre en la época obscurantista por la cual hubo de pasar la humanidad en estos últimos dos mil años. 

La misión de los Alquimistas era transformar simbólicamente los metales más viles y ordinarios en oro.  ¿Cuáles metales ordinarios?  Los más baratos que existieran, el plomo, el estaño, el hierro, el cobre; símbolos que representaban las energías más densas de nuestra vida. 

La melancolía, la depresión, la tristeza, la pereza, la quietud, era el plomo que había que transformar en el oro genuino de la espiritualidad y del progreso; debían transformar o mutar alquímicamente la pereza en actividad, la depresión en armonía, la tristeza en alegría, todo lo negativo en positivo y espiritual.

Pero también el estaño debían convertirlo en oro.  El estaño representa el instinto psicosexual, la pasión genésica que ha enloquecido a la humanidad y que la sigue enloqueciendo, produciendo problemas conyugales, divorcios, lloriqueos, enfermedades y problemas de toda índole; si somos sinceros con nosotros mismos encontraremos que muchos de nuestros problemas tienen que ver con el mal uso de esa energía.  Ese era el estaño que había que transformar en oro, había que coger la impureza y transformarla en pureza, coger el instinto y transformarlo en devoción y espiritualidad.

Luego había que coger el hierro, otro metal vil y despreciable por lo barato, para convertirlo también en oro.  El hierro representa la emotividad, la ira, el odio, los celos, las emociones y pasiones locas que nos llevan a destruir y a acabar con todo.  En el matraz de la alquimia había que transformar progresivamente el hierro en el oro espiritual, es decir, había que transformar la emoción, la ira, los chismes, los celos y el negativismo que impregnan nuestra sangre roja y caliente, en armonía, en espiritualidad, en sentido estético, en sentido místico, en belleza, en arte, en poesía, en pintura, en escultura, en danza, en todas las maravillas que están ocultas en el fondo del alma.

Por último el cobre que representa la lascivia y la lujuria debían convertirlas en espíritu fraterno.

De manera que los Alquimistas aprovechaban la belleza y sensibilidad de su vida, para transmutar los bajos metales en los metales más puros y divinos.

ESCUELA DE LOS HERMETISTAS

Se llama de los hermetistas porque fue Hermes Trismegisto quien habló del poder maravilloso de la educción del conocimiento a través de la aplicación del Verbo.  Y ¿qué es el Verbo?.   Dice San Juan en los primeros versículos de su Evangelio: En el principio era el Verbo, el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios y todas las cosas por él fueron hechas”.  Realmente el Verbo es sonido y el lenguaje es Verbo —no el Verbo Cósmico pero sí tiene una naturaleza homóloga—. 

Con el lenguaje podemos dar alegría o tristeza, salud o enfermedad; podemos hacer lo que queramos.  ¿Cómo hace el político a través de su lenguaje para que centenares de personas le sigan como ovejitas al matadero?  Es justamente el poder del lenguaje que sirve para crear en cualquier mundo, en cualquier plano. 

Es maravilloso el poder del lenguaje cuando se le dice a alguien una palabra bella e inmediatamente su rostro se ilumina esplendente, su vida cambia y se siente feliz.  Nuestros seres queridos viven felices y plenos cuando nuestro lenguaje con ellos es florido, veraz, armonioso, lleno de ritmo y belleza; pero tristemente, cuando el lenguaje es soez, negativo, insultando, maldiciendo, gritando y maltratando con la palabra, les vemos marchitar, opacar su vida, poco a poco se van enfermando, y pueden llegar incluso a abandonar la corteza física, es decir, a fallecer porque les hemos robado el alma, les hemos destruido la armonía interior.  Eso es lo que sucede con muchas personas de naturaleza inmensamente sensible que van decayendo paulatinamente al lado de otra altanera que les trata mal.

Es el poder del lenguaje, es el poder maravilloso del Verbo.  Por eso, los griegos con inmenso conocimiento de estas profundas leyes de la naturaleza y de la vida, hicieron referencia a su dios Hermes, a Mercurio, como el dios del lenguaje.  Hermes, con su lenguaje, tenía la capacidad de engañar a los dioses y a los hombres, podía convencer hasta al mismo Júpiter el rey del Olimpo. 

Por eso se dice que el lenguaje es el que gobierna a los comerciantes, a los conferencistas, a los médicos, a los charlatanes, a los ladrones, porque todos ellos deben utilizarlo para los fines que buscan.  El comerciante quiere convencer al cliente que lo que vende es lo mejor, aunque en su interioridad sepa que no es así, pero no le importa, lo importante es vender, ese es su trabajo.  Es el poder del lenguaje utilizado de una manera negativa y perversa; pero es el mundo de los negocios y allá cada cual con su vida.

Pero mantener el ideal de un trabajo en el cual no engañemos a los demás sino que les digamos la verdad, ¡maravilloso!   He ahí la solución al problema.

Si el médico no le habla al paciente, éste no cree en el médico y ni siquiera se tomará la droga que le manda.  Pero si el médico habla con el paciente, lo escucha y empieza a convertirse en un consejero espiritual, entonces aquella persona a la que le abrieron el alma, a su vez abre su alma y por una simpatía vibratoria se habrá de curar;  es el poder del lenguaje que el médico inteligente, consciente o inconscientemente sabe utilizar.

Un conferencista puede utilizar el lenguaje para decir profundas verdades y también para decir las más absurdas mentiras.  Por eso, es una responsabilidad muy grande para quien está hablando, saber lo que está diciendo y ser consciente de lo que dice, porque si está diciendo mentiras, por ley eterna de Causa y Efecto, al estar pecando contra la naturaleza del Padre cósmico que es el sendero de la Verdad, estará alejándose del sendero de la salud, la armonía y la espiritualidad, generando para esta y futuras encarnaciones enfermedades y problemas de toda clase.  He allí lo delicado del poder del lenguaje.

En el antiguo Egipto, los Hermetistas eran seres que tenían la capacidad de hacer obras portentosas a través de su lenguaje.  Entre más elevada la escuela, mayor poder de control tiene sobre las esferas inferiores, porque son tres rayos principales que están en relación con los tres aspectos de la Divinidad tal como la religión nos lo quiere mostrar.

El primer rayo está en relación con la voluntad-consciencia del Padre; el segundo rayo está en relación con la sensibilidad, armonía, belleza y espiritualidad del Cristo o del Hijo; y el tercer rayo está en relación con lo que se llama el Fuego Creativo del Espíritu Santo, algo de lo cual todo el mundo habla sin saber qué es, pero realmente es el Fuego Cósmico naturalizado en la Vida; es el Fuego Creativo del Espíritu Santo el que permite que la semilla del vegetal despierte y se convierta en el árbol prodigioso que produce frutos que han de alimentar al mundo, es el Fuego Creativo del Espíritu Santo Cósmico que durmiendo en la semilla del ser humano permite que se pueda engendrar un ser maravillosamente estructurado con una inteligencia, sensibilidad, voluntad y capacidades asombrosas que han de servir para el bienestar del mundo.

Son tres rayos que están en relación con tres líneas principales de acción y que se conocen básicamente como voluntad, sabiduría y actividad.  Voluntad-consciencia del Padre, sabiduría-amor, belleza en el Hijo, y actividad permanentemente, como Verbo fecundo llamado Espíritu Santo. 

El poder del Verbo estructurado en el lenguaje, tiene que apoyarse en los estratos inferiores, y el principal estrato en el cual esa energía del Verbo debe asentarse está en relación con la esfera de la pureza.  El lenguaje tiene su punto radical de acción en la esfera germinal. 

¿Cómo podemos saber que eso es cierto?  Es extremadamente sencillo.  El niño o la niña en sus primeros diez años de vida, su voz es andrógina, no podemos distinguir si es un niño o una niña, pero cuando ya comienza el desarrollo sexual, en ambos cambia la voz.  La voz de la niña se torna ligeramente grave, y la voz del niño empieza a cambiar a lo cual se dice “que está haciendo gallitos”.  Entre más poder y magnitud se tenga en la esfera germinal, más poder y energía en la esfera del lenguaje, y mayor capacidad para exteriorizar lo que se piensa, siente y vive.

De igual manera, para saber la íntima relación que existe entre la fuerza germinal —de la cual se abusa inmisericordemente a lo largo de la vida y de la evolución—, y la esfera del lenguaje, no es sino mirar el anciano: cuando comienza la decrepitud, la voz cambia y se quiebra, se rompe y va perdiendo el brillo metálico característico que hizo posible toda la magnitud que ese ser pudo manifestar a lo largo de su vida.  Es prodigioso el poder de la energía germinal.

¿Qué relación tiene esa energía con el cerebro, con la capacidad de pensar?  Observamos  que los niños son inteligentes, la energía está en su prístina pureza, el adolescente es enérgico, es activo, esa energía se ha despertado en toda su magnitud y su poder; el adulto es una persona que piensa con claridad pero no tiene esa misma asombrosa rapidez mental que tiene el niño y el adolescente, ya tiene que pensar las cosas dos veces y cuando llega el momento en que empiezan a olvidarse las frases, los nombres, los asuntos y las situaciones, está empezando a acabarse el poder de la esfera germinal, la fuente de la vida. 

Cuando la persona ya no se acuerda de nada, se dice que “está chocheando” el viejito o la viejita, porque la energía de la Vida, el Fuego Cósmico naturalizado en el ser humano se ha perdido definitivamente, y lo único que le queda por hacer a ese Ego es abandonar sus vehículos —cuerpos físico, vital, emocional y mental que de momento no le sirven para adquirir más experiencia— y pasar a las regiones del ultra sumergiéndose en la Vida Cósmica, para renacer después de muchos centenares de años a otro amanecer de la encarnación terrestre y continuar adquiriendo experiencia. 

El poder del Verbo tiene su centro génesis que hace posible que todo el Universo exista.  Por eso el evangelista dijo:  "Todas las cosas por él han sido hechas", por el Verbo Cósmico.  El Fuego Cósmico naturalizado en la esfera psicosexual del ser humano permite que también seamos creadores, engendrando un nuevo ser unidos a Dios en ese momento majestuoso.

Cuando esa energía no se gasta en la esfera de la generación, debemos dirigirla con la mayor mística posible a la esfera del corazón, de la laringe y del cerebro, para educir la Divinidad latente que todos tenemos.  Es por eso, que cada una de las escuelas superiores tiene que apoyarse en la inferior, para así ascender místicamente a través de la escala simbólica de Jacob, es decir, ir de la incapacidad al poder total, de la inconsciencia a la omnisciencia, de la ignorancia a la sabiduría.

En la Edad Media la Escuela de los Hermetistas se conoció como la Escuela de los Templarios.

¿Qué hacían los Caballeros del Templo, los Templarios?  Construir; eran arquitectos; la palabra viene del griego tekton que significa constructor y arque es molde, modelo o arquetipo.  Construían unos modelos o arquetipos que representaban el templo del Altísimo en donde la Vida cósmica había de manifestarse. 

Y ¿cuál es el templo del Altísimo?  Nuestro cuerpo; por eso, todas las catedrales que los Templarios legaron para la humanidad están representando un cuerpo en donde los brazos y el eje vertical están formando una simbólica cruz.  Los Templarios dejaron conocimientos maravillosos en las columnas, en cada una de las figuras que quedaron allí talladas y en la forma de estos templos.  Era la actividad, la acción fecunda, para demostrar que el Verbo génesis, el Verbo Cósmico se manifiesta en el templo, pero no en los templos de barro hechos por las manos de los hombres, sino en el templo hecho sin sonar de martillo, por las manos del Altísimo, nuestro cuerpo, maravilloso, divino, en donde el Verbo iba a instruir. 

En el templo el sacerdote celebraba la misa —la misión sagrada que tenían estos seres que en aquella época eran conocedores de los misterios de la vida— de mostrarle a la humanidad el camino, de enseñarle a profundizar, a mejorar su vida y su evolución.  Esa era la misión, la misa, donde el sacerdote era simplemente la representación del Ego interno, que en el altar del Altísimo debía aprovechar la energía del Verbo para instruir a todos los feligreses, es decir, a nuestro ser interno en el sendero de la Verdad, de la Belleza y del Bien.

ESCUELA DE LOS CABALLEROS DEL SANTO GRIAL

El Santo Grial (Graal), nos recuerda el sagrado cáliz con el cual el Señor Jesús compartió simbólicamente con sus discípulos en la última cena, el mismo sagrado cáliz en el cual posteriormente José de Arimatea recogió la sangre-agua, que dice el texto bíblico que emanaba del costado del cristificado en la cruz.  José de Arimatea entregó luego este santo cáliz a los Caballeros del Santo Grial que así debían llamarse, para que lo llevaran según dice la tradición a España e Inglaterra donde debían mantenerlo oculto hasta tanto llegara un ser de infinita pureza, de absoluta espiritualidad, de intachable moralidad que pudiera nuevamente tener acceso a este cáliz maravilloso.

Que haya existido o no este cáliz físicamente no es lo importante; lo importante es el símbolo que encierra.  Como recipiente de energías cósmicas, el cáliz de nuestra vida, el alma, debe recibir la “sangre del salvador”, es decir, el Fuego del Cristo Cósmico.  Jesús no era el Cristo; Jesús era el hombre, pero por su inmenso grado de evolución y de espiritualización logró tomar contacto conscientemente con las energías del Cristo Cósmico.  Por eso se le llamó “el ungido”, es decir, el que se había vinculado conscientemente con el Cristo, era un cáliz viviente, un recipiente de las energías Cósmicas; se espiritualizó a tal grado que quiso mostrarnos ese conocimiento maravilloso para que también pudiéramos llegar a convertirnos en verdaderos cálices del Santo Grial y recibir conscientemente las energías del cosmos.

Eso es lo que debemos hacer.  Cuando el ser humano despierte una gran devoción, pureza y respeto hacia toda manifestación de la energía Cósmica en la naturaleza viviente, solamente en ese momento la Consciencia Cósmica le iluminará y se convertirá en un cáliz prodigioso que habrá de recibir estos conocimientos para después compartirlos con el mundo.

Los Caballeros del Santo Grial, son seres de inmensa sabiduría y total devoción hacia toda vida, hacia todo ser, hacia toda manifestación de las energías Cósmicas, porque saben que lo Dios, lo divino, duerme hasta en las más ínfima de las piedras.  Todo es manifestación de Dios porque formamos parte del mismo conglomerado Cósmico.

Estos seres prodigiosos nos esperan algún día para que abrevemos en la fuente maravillosa del conocimiento de su escuela de sabiduría.  ¿Por qué es una escuela de sabiduría?  Porque es la escuela del saber interior.  A los Caldeos se les llamó Sabeos, palabra que derivó posteriormente en la palabra sabios, porque sabían y conocían el misterio de la educción de la devoción espiritual y espiritualizante, porque saber es sentir la vida interior.

Quien siente su vida interior, quien logra elevar y espiritualizar sus vehículos, se convierte en un sabio.  El sabio es aquél que tiene el conocimiento perfecto y permanente porque su divina intuición le está iluminando y sabe absolutamente de todas las ciencias, filosofías y corrientes místicas del planeta.  Es la sabiduría maravillosa que su espíritu le está entregando, es la evolución prodigiosa de su ser interno.

ESCUELA DE LOS KABALISTAS

De la sabiduría kabalista depende todo el conocimiento de las edades.  Sintetiza todas las demás escuelas, porque tiene el conocimiento de todo lo que es la evolución de la humanidad en sus siete rayos maravillosos, en sus siete líneas características, en la acción, dirección y activación de los siete grandes chakras, escuelas de misterios o simbólicas iglesias del Apocalipsis.

Es la sabiduría oculta derivada de doctrinas secretas muy antiguas  concernientes a la cosmogonía y a la androgonía.  Esta doctrina secreta es idéntica a la de los Caldeos, aunque algunos estudiosos dicen que viene de los patriarcas bíblicos, de Abraham y hasta de Seth; otros creen que proviene de Egipto, pero su sabiduría es la esencia misma del Upanishad, los Vedas, y las enseñanzas de Thales, Orfeo, Pitágoras, el Libro de los Muertos, etc.

Los Kabalistas cultivan la voluntad maravillosa del Padre cósmico para vincularse a la consciencia del Universo; por eso luchan por ser conscientes y espirituales.  Son los buscadores del Aliento Cósmico a través del principio fecundante en toda la naturaleza; comprenden que cada vez que cultivan conscientemente un proceso, que dirigen sus energías —como buenos alquimistas— hacia la esfera de la consciencia en su cerebro, son como divinos recipientes del Cosmos, de la Inteligencia Cósmica, lo que les permite tomar contacto con los divinos instructores del mundo, no importa si están en cuerpo físico o se encuentran en los mundos espirituales que la religión llama el cielo.

Estos seres son los Iniciados, los Adeptos y Maestros de toda la evolución, los divinos Kabalistas, entre los cuales, Buda, Jesús y Hermes son exponentes gigantescos de ese conocimiento maravilloso que vinieron a mostrarnos cómo llegar a ese profundo estado.  Solamente quien desarrolle todos estos pasos en su trabajo interno: simpatía, pureza,  acción fecunda, sensibilidad, Verbo y devoción, podrá llegar a la divina consciencia.  Es un proceso de escalonamiento sucesivo.

La Escuela de los Kabalistas dio origen al conocimiento esotérico de todo el planeta.  De esta escuela emanaron las siete escuelas de la Rosa Cruz, los siete rayos de la escuela de yoga del Oriente y a través ellos fueron emanando sucesivamente todas las religiones que se conocen. 

No tenemos que aceptar estos conocimientos; podemos dejarlos en el fondo de nuestro ser para ir poco a poco sopesándolos, analizándolos, estudiándolos y si llegamos realmente a verificarlos, a comprobarlos en nuestra vida, maravilloso.

 


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EL ENIGMA DEL HOMBRE.                      Israel Rojas R.

EL ESPIRITU DE LOS POR NACER.     Dos laborantes.

LA SABIDURÍA ANTIGUA                        Annie Besant.

EL HOMBRE                        C.W. Leadbeater y A. Besant.

EN ARMONÍA CON EL INFINITO               R.W. Trine.

 

 

 


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Publicación de la

ORDEN ROSA CRUZ KABALISTA

Apartado Aéreo 2656

Santiago de Cali, Colombia

 

 

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